Trump inicia su gran experimento, con júbilo de las Bolsas y avances en el 'Proyecto Cripto' de liquidez total

Trump inicia su gran experimento, con júbilo de las Bolsas y avances en el 'Proyecto Cripto' de liquidez total

El pasado miércoles, poco antes de la medianoche, Trump daba por inaugurada una nueva era en el comercio internacional con un eufórico mensaje en su red social: Es medianoche y miles de millones de dólares en aranceles están fluyendo ahora hacia los Estados Unidos de América”. Esta vez sí, el presidente americano cumplió su amenaza de activar los “aranceles recíprocos” a partir del jueves 7, pero, a diferencia de lo que pasó a principios de abril con el anuncio del llamado Día de la Liberación, las Bolsas lo han celebrado con gran entusiasmo.

Esa positiva reacción de las Bolsas ha cortado de raíz la corrección del S&P que pronosticaban los analistas técnicos, y se ha producido más bien el escenario de vuelta a máximos al que aludíamos al terminar nuestro comentario de la semana pasada, con rebote hasta los niveles de 6.400. Un rebote que ha sido incluso más fuerte y contundente de lo que se podía pensar. En la semana, el Nasdaq ha sido el índice ganador, con una subida del 3,9%, cerrando en récord histórico el viernes, el S&P ha subido un 2,4%, cerrando muy cerca del récord, el Russell 2000 ha subido un 2,4% y el Dow Jones un 1,4%. En Europa, el Eurostoxx ha subido un 3,5% en la semana, el Ibex un 4,9%, el Dax un 3,1%, el Cac un 2,6% y el Mib un 4,2%.

Son subidas llamativas, pero es más llamativo aún que coincidan con el inicio del gran experimento comercial de los aranceles “urbi et orbe”. Aunque es verdad que los aranceles que han entrado en vigor el pasado jueves son muy inferiores a las aberrantes “tarifas” que se anunciaron el 2 de abril, lo cierto es que, en términos generales, pasamos de un mundo con aranceles del 3% a un mundo con aranceles al 15%, y en algunos casos como el de India del 50%, del 39% para Suiza, del 100% para las compañías de semiconductores que no fabriquen en Estados Unidos, y un largo etcétera de excepciones y casos particulares. Queda pendiente, además, el acuerdo con China, cuyo plazo vence este martes 12.

Por tanto, desde el ángulo de los aranceles no se ven muchos motivos de celebración, pero es aún más preocupante, si cabe, el hecho de que los aranceles estén siendo utilizados como arma política para castigar actuaciones de los gobiernos, como es el caso del juicio a Bolsonaro en Brasil o el caso de India, por la compra de petróleo a Rusia. Y, asimismo, es inquietante la elevada propensión de Trump a cambiar de un día para otro sus propias decisiones, con lo que no hay ninguna certeza de que vayan a respetar los aranceles anunciados, como se ha visto en el caso de Suiza, que creía haber alcanzado un acuerdo hace dos meses. De hecho, cuando Suiza organizó en junio la reunión preliminar entre las delegaciones china y estadounidense, la presidenta suiza, Karin Keller-Sutter, habló de un acuerdo con Estados Unidos de aranceles tentativos del 10%.  La incertidumbre se proyecta también sobre las cadenas de suministro globales, por la obligación de invertir en Estados Unidos, que conlleva grandes consecuencias para las multinacionales y para Asia. Así, India parecía el gran ganador del conflicto entre EE.UU. y China, pero ahora lo tiene complicado, y ya veremos cómo acaba la negociación con China, que tiene una posición fuerte por su dominio absoluto de las “tierras raras”, pero que sin duda es el gran objetivo estratégico de la guerra comercial y tecnológica de Trump.

Sin embargo, los inversores hacen caso omiso de esas preocupaciones, porque, como decíamos hace dos semanas, las Bolsas se han rendido a Trump y ahora todo lo que hace el presidente americano les parece bien. Y lo que mejor les parece es el claro enfoque de Trump hacia una política monetaria ultraexpansiva. No se trata solo de la presión hacia el presidente de la Fed, Jerome Powell, para que baje los tipos. Esa presión continúa, y esta semana Trump ha dado un nuevo paso con el nombramiento de Stephen Miran, el asesor económico jefe de la Casa Blanca y principal diseñador de la hoja de ruta del trumpismo, como miembro de la Junta de gobernadores de la Fed, con puesto en el Comité de Mercado Abierto. Miran se unirá a los dos miembros críticos de la Junta de gobernadores, Christopher Waller y Michelle Bowman, que vienen insistiendo en que la Fed debería haber bajado ya los tipos.

Pero la estrategia de expansión monetaria va más allá de los tipos de interés. Se trata de disponer de dinero, de todo el dinero que haga falta (whatever it takes, como diría Draghi) para llevar a cabo el propósito de hacer a America “great again”. Y ahí entra en juego la idea de convertir a Estados Unidos en la capital mundial del mundo cripto, cuya primera etapa fue la creación de una reserva estratégica en bitcoins. A esa iniciativa siguió, como decíamos hace dos semanas, la aprobación por el Congreso de la Genius Act, que supone un espaldarazo definitivo a las stablecoins, con la consiguiente expansión de la base monetaria en dólares.

Y ahora se plantea otro paso, el llamado “Project Crypto” presentado formalmente el 31 de julio por el presidente de la Comisión de Valores (SEC) de Estados Unidos, Paul Atkins. El “proyecto cripto” es una revolución total de los mercados de valores norteamericanos, acelerando la transición de los mercados de capitales hacia el llamado “on chain”, es decir, hacia la tokenización de todo tipo de activos, incluido por supuesto el dinero, lo que implica una liberalización sin precedentes de los mercados, que implica mucha mayor liquidez. Aunque no se propone como un objetivo explícito del proyecto, parece claro que la expansión monetaria indirecta va a ser extraordinaria.

Los criptoactivos se han disparado al calor de estas iniciativas y estos últimos días le ha tocado el turno al Ether, el criptoactivo nativo de la red Ethereum, una plataforma descentralizada de código abierto lanzada en 2015 por Vitalik Buterin para ejecutar contratos inteligentes (smart contracts), que aspira a convertirse en la Nasdaq del siglo XXI. El ether desde el 2 de agosto ha subido casi un 25%, superando ya su cotización los 4.000 dólares. La explicación, en parte, es que se están lanzando varias compañías que imitan lo que hizo Michael Saylor con Microstrategy al convertirla en una “empresa emisora de bitcoins” (bitcointreasury stock). Son las llamadas Digital Asset Treasury Companies (DATCOs). El mecanismo es captar dinero del mercado vía bonos convertibles o vía emisión de acciones para acaparar una parte relevante del mercado de ether. La mayor de estas compañías, Bitmine Immersion Technologies, tiene ahora el 0,5% de los ether en circulación y quiere llegar al 5%.

Todo esto tiene un cierto aroma a dinero, mucho dinero, que inunda el mercado y busca activos en los que invertir. Esto explicaría también lo que ha pasado con Apple, que se ha disparado tras la visita de cortesía de su CEO, Tim Cook, a Trump el pasado miércoles, prometiéndole que comprará más chips en EE.UU. y regalándole una placa de cristal con base de oro, el metal preferido de Trump. El jueves y el viernes, Apple subió con fuerza y en la semana ha ganado un 13,3% contagiando a varias de las “siete magníficas”, como Nvidia (+5,2% en la semana), Alphabet (+6,5% en la semana), Meta (+2,6%), Netflix (+4,6%), Amazon(+3,7%) o Tesla (+8,9%). Solo Microsoft se ha quedado fuera de las subidas al caer un 0,4% en la semana.

El común denominador o hilo conductor de la subida del Ether y de Apple es, sin duda, Trump, pero también la abundante liquidez y la perspectiva de que va a haber aún más en el futuro.

Esta semana, el martes se publica el IPC de julio en Estados Unidos, que dará pistas sobre la evolución de la inflación. El miércoles conoceremos los resultados de Cisco; el jueves, el índice de precios de la producción (IPP) de julio; y el viernes, las ventas minoristas también de julio en Estados Unidos, así comoel índice preliminar de agosto del sentimiento del consumidor de la Universidad de Michigan.

En pleno agosto, con la liquidez siempre disponible, y con el sentimiento inversor inclinado claramente al riesgo, cabría esperar tranquilidad. Pero si se desata alguna tormenta porque la inflación o las ventas minoristas o el índice de Michigan no gustan, tampoco debería cogernos por sorpresa.

Paco Bersabé

Dirección Comercial y Marketing Estratégico | IA aplicada a Crecimiento y Automatización | Consultoría en Desarrollo de Negocio para PYMEs | Cádiz – Málaga

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